El desplazamiento de la embarcación se basa en los movimientos de los deportistas y su capacidad física y destreza técnica, que sentados de espaldas a la dirección que se desplaza la embarcación, aplican la fuerza que hace desplazar el bote por el agua con la ayuda de los remos.
La técnica que se realiza en la remada implica un trabajo coordinado de todo el cuerpo, diferenciando dos fases: la acuática y la aérea.
El acuática, sería la fase de ataque; es cuando se aplica la fuerza para hacer desplazar la embarcación; comienza con la fuerza de extensión de piernas y caderas, en la última acción de fuerza de las piernas el cuerpo se tira hacia atrás haciendo fuerza con todo el tronco y con los músculos de la espalda, y cuando el cuerpo está en posición perpendicular y las piernas estiradas, el movimiento continúa con un arrastre de los brazos hacia el cuerpo, y finaliza con un golpe de tracción final de los brazos cerca del arco inferior de las costillas.
El aérea, sería la fase de recuperación, es cuando el cuerpo vuelve a la posición inicial de ataque pasando los remos por fuera del agua. Esta comienza con la recuperación de los brazos y con la incorporación del cuerpo hacia delante, y las piernas que recuperan la posición de flexión.
Ambas fases son un movimiento continuo y pautado de todo nuestro cuerpo, que se realizan en diferentes intensidades para favorecer la fluidez del desplazamiento de la embarcación en el agua. El deportista con su movimiento puede aplicar fuerzas positivas, las que ayudan a deslizarse hacia delante en el bote; o fuerzas negativas, las que impiden o frenan el avance del bote. Con una buena técnica, se pueden controlar las fuerzas negativas.
